miércoles, 19 de febrero de 2014

Noticias literarias: Enero

Cultura convoca una nueva edición de los Premios de Literatura Teatral

La Consellería de Cultura, Educación e Ordenación Universitaria ha abierto una nueva convocatoria de los premios Álvaro Cunqueiro para Textos Teatrales, Manuel María de Literatura Dramática Infantil y Barriga Verde de Textos para Teatro de Monicreques --modalidades de público infantil y adulto--, que cuentan con una dotación económica de 6.000 euros para cada uno de los galardones y modalidades.
El plazo de recepción de originales para la edición de 2014 de estos galardones de literatura dramática, que Cultura convoca a través de la Axencia Galega das Industrias Culturais (Agadic), se extenderá hasta el 30 de mayo, tal y como establecen las bases publicadas en el Diario Oficial de Galicia (DOG) del pasado martes. Los tres premios comparten como objetivo servir de estímulo de la creación literaria en el ámbito dramático, así como procurar su mayor reconocimiento y proyección social. En este sentido, además del presupuesto total de 24.000 euros destinado a las dotaciones económicas, las bases contemplan la posibilidad de que las obras ganadoras sean publicadas dentro de las colecciones de literatura dramática que Agadic mantiene en colaboración con varias editoriales gallegas.
Pueden optar a estos galardones aquellas personas físicas que presenten textos teatrales inéditos, escritos en gallego normativo y no representados ni premiados en otros certámenes. En los tres casos, el tema y la extensión podrán ser libres, aunque deberían tener en cuenta el principio de duración normal de un espectáculo teatral, de modo que no serán admitidas las obras de teatro breve.

Los libros son para romper

Cuando parecían a punto de entrar en la categoría de objetos de anticuario, un título juvenil ha devuelto la vigencia a las bitácoras de papel entre los nativos digitales. Destroza este diario, de Keri Smith, invita al lector a llevarse el tomo a la ducha, golpearlo contra la pared o arrancar una de sus páginas, meterla en un pantalón, lavarlo (con ella dentro) y pegarla una vez seca entre las tapas. 
Esta obra, a medio camino entre el performance DIY (las siglas en inglés de hazlo tú mismo) y el pseudovandalismo académico, revolucionó el mercado juvenil estadounidense en 2009: Desde su lanzamiento se instaló en la lista de best sellers del New York Times y al cabo de un año ya se había convertido en uno de los títulos más vendidos del gigante editorial Pengüin. Pero lo verdaderamente reseñable es que Destroza este diario ha inaugurado, si no un subgénero, sí una tendencia. Al calor de su éxito, han surgido títulos 
que siguen la misma filosofía provocadora / artística y que ahora Paidos publica en España: Esto no es un libro, Guerrilla Art Kit yCaos. Para 2014, el mismo sello prevé lanzar Acaba este libro y Diario de las emociones, de Anna Llenas.
 

                 

Platero, 100 años con el mismo brillo azabache en la mirada
“Platero me lleva, contento, ágil, dispuesto. Se dijera que no le peso. Subimos como si fuésemos cuesta abajo, a la colina”. Estas palabras publicadas en el libro de Juan Ramón Jiménez Platero y yo cumplen 100 años desde que se imprimieron por primera vez. Fue en 1914 cuando la editorial La Lectura publicó 63 de los 138 capítulos que tiene la edición completa de esta obra universal y rompedora en la que Juan Ramón narra sus peripecias con el burro Platero por la localidad onubense deMoguer. Los espejos de azabache de los ojos duros cual dos escarabajos de cristal negro que lucía Platero hace 100 años siguen brillando, y sobre su cuerpo de papel pequeño, peludo y suave siguen cabalgando infinidad de adultos y niños a los que Platero lleva, contento, ágil, dispuesto. 
El mundo disfruta de las aventuras en Moguer, y la localidad, pueblo natal de Juan Ramón Jiménez, se prepara para celebrar el centenario de la publicación durante este año. El 2014 ha sido declarado por la Consejería de Cultura Año Platero y la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez, en colaboración con la Junta de Andalucía, la Diputación onubense, el Ayuntamiento de Moguer y la comunidad de herederos del escritor, que fue premio Nobel de Literatura en 1956, ha diseñado unaamplia programación que reúne medio centenar de actividades que recrean esta mítica obra, considerada por los críticos, una de las más complejas de las letras del siglo XX.


 El legado literario de José Emilio Pacheco, según los poetas

Tiempo, memoria, reflexión, realismo, doméstico, sentimental, inteligencia… son algunas de las palabras y conceptos que se repiten al referirse a la obra poética de José Emilio Pacheco, fallecido ayer en México.Siete poetas de España y América Latina señalan las principales aportaciones del autor mexicano a la literatura. Poeta de lo cotidiano, de lo cercano relacionado con las cosas que infñiuen directamente en la vida, de la belleza del discurrir de la vida diaria, de aquello con lo que lidiamos continuamente en los quehaceres físicos e intelectuales, de esas cosas e ideas presentes en nuestros pensamientos de manera latente o agazapada, insoslayables. Poeta del Tiempo, como dice Darío Jaramillo. Porque todo eso que llamamos cotidiano está impregnado de Tiempo, es Memoria. Versos tristes a veces, pesimistas a ratos, y también optimistas y siempre luminosos en sus imágenes que invitan a mirar a todos lados de nuestra vida y de la vida en general, como recuerdan los siguientes poetas:
ÓSCAR HAHN: José Emilio Pacheco pertenecía a esa rara especie de escritores que practican los más diversos géneros con el mismo rigor y con la misma calidad. Poeta antes que nada, ejerce una aguda crítica de la contingencia, pero su gran preocupación es el tiempo. Por eso la suya es una poesía filosófica, no en el sentido libresco del término, sino en el sentido de asombro, curiosidad y reflexión ante los enigmas de la existencia. Para sus poesías completas Pacheco eligió el título de “Tarde o temprano”. Ahora que el poeta nos ha dejado, ese título pierde su carácter conjetural y adquiere una actualidad y una certeza profundamente perturbadoras. Querido José Emilio, no me preguntes cómo pasa el tiempo.
ANTONIO GAMONEDA: Era un hombre en plena conciencia, en el sentido que manifiesta su obra. Su poesía podría ser entendida como como de signo realista, aunque prefiero decir que es una poesía explícitamente reflexiva. Poesía en la que el pensamiento reflexivo se empareja sobre impulsos o incluso se sobrepone al pensamiento poético. Es un realismo orientado a la reflexión en un lenguaje normalizado, sin grandes aventuras semánticas, pero todo muy bien hecho.
LUIS GARCÍA MONTERO: La poesía de José Emilio tiene la tensión de algunas paradojas que la depuran. Se trata de una voz muy culta, propia uno de los mejores ensayistas de la poesía contemporánea, pero busca la sencillez y el diálogo con el lector. Ama la tradición (López Velarde, Gorostiza, Sabines, Paz), en nombre de una originalidad profunda. Persigue la sinceridad en la máscara, la confesión en el pudor. Y asume el pesimismo de la lucidez, la evidencia de la catástrofe, para localizar el rayo de luz que dignifica la vida. Su escritura va y viene por estos extremos. Es inteligente y sentimental.
PIEDAD BONNETT: Como poeta fue uno y muchos. Detrás de los distintos registros de sus poemas encontramos siempre una mirada incisiva, con un trasfondo filosófico, que se concreta en versos tocados muchas veces por el humor y la ironía pero también de lirismo contenido. Su poesía, que le habla a un lector amplio, pues su misterio asoma a través de un lenguaje sencillo, nos acompañará siempre.
JUAN CARLOS MESTRE: Es la poesía de Pacheco un habla contra la traición inmaterial de la muerte, oraciones civiles con las que resistir la perturbadora obsesión de lo perdido, el lejano siempre que solo existe en la imaginación de los poetas y la memoria violentada de los pueblos. Dio su poesía nombre a lo oscuro y belleza al indefenso. Nombró la inexistencia de las ensoñaciones y el territorio donde los héroes forzosos del amor otorgan otro sentido de nobleza a la condición humana. No habitarán la solemne casa del silencio sus palabras esparcidas sobre lo posible imposible: un mundo sin víctimas. Viven ya en otros ojos, luminosas bajo otras piedras.
FRANCISCO FERRER LERÍN: Debo a Pacheco su definición exacta de las aves, la etiqueta precisa que supone el buen uso de un nombre. Se lo dije en Madrid, en la ceremonia del Cervantes, y me lo agradeció. Hablamos de ese poema sobre el zopilote, bicho infamado, hermano menor de nuestro buitre. Un poema que despierta ternura por el aprecio de la fealdad casi doméstica de un ave oscura, destino obligado de las pedradas de niños sin corazón que se adiestran para verdugos.
JOAQUÍN PÉREZ AZAUSTRE: En La edad de las tinieblas, José Emilio Pacheco desmenuza un quinqué, la savia de petróleo acumulada en su osario de tiempo, desde los dinosaurios a la llama, con millones de años de sedimentación inventando la luz dentro de la campana de cristal. “La noche huele a luz carbonizada”: algo de extrañamiento se oculta ahí, como un poso, con su desolación o su milagro. Poeta de una generación, con ese lema complejo que supone Alta traición, reclamó la autocrítica propia de ese mundo de tertulias que compartió con Pitol y Monsivais. Escribir es una resistencia contra los horrores que vivimos.

Fernando Ortiz, obsesión por la poesía
El poeta sevillano Fernando Ortiz falleció en la madrugada del miércoles en su casa de Sevilla a los 67 años a consecuencia de un paro cardiaco. Ensayista, crítico y articulista, además de poeta, Fernando Ortiz tenía problemas de salud desde hacía años y había anunciado en varias ocasiones que se retiraba de la escritura creativa, aunque hasta hace pocos días ha seguido haciendo versos, según han confirmado sus amigos.
El escritor agrupó su poesía completa hace seis años bajo el título Vieja amiga, un libro en el que recorría desde los versos iniciales de su primer título, Primera despedida (1978), hasta Postdata (1999). Esta obra ha tenido varias ediciones a medida que su autor reescribía poemas antiguos e iba añadiéndole títulos inéditos o de nueva creación. En 2003 publicó una antología personal, Versos y años, en la Fundación José Manuel Lara. Amigo de poetas de generaciones anteriores como José Antonio Muñoz Rojas y Aquilino Duque, fue cofundador de la colección de poesía Calle del Aire junto al también poeta y editor Abelardo Linares.
Aunque era aficionado a intentar eclipsarse tras una ironía característica (“Yo no me considero un poeta importante, pero sí uno de los poetas sordos más importantes de mi barrio”, bromeaba en unas declaraciones a este periódico en 2003), antólogos, críticos y premios reconocieron su valía literaria. Entre otros, obtuvo el Premio de Poesía Vicente Núñez (1991) y el José María Pemán (1989) y el Premio Andalucía de Periodismo (1978) por su labor como articulista.

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