Nacido en 1904 en Parral con el nombre de Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto, Neruda se sintió durante toda su vida profundamente enraizado en su tierra chilena pese a haber llevado una existencia de viajero incansable. Su madre, Rosa Basoalto, murió de tuberculosis poco después de dar a luz, y su padre, conductor de un tren que cargaba piedra, José del Carmen Reyes Morales, se casó dos años después con Trinidad Cambia Marverde, de quien Neruda escribiría: "Era una mujer dulce y diligente, tenía sentido del humor campesino y una bondad activa e infatigable". Para el pequeño Neftalí fue su nueva madre como el hada buena; tuteló al muchacho con una solicitud incluso mayor que su auténtico padre, con quien, en su adolescencia, no tardaría en mantener graves disputas.
Residiendo en Temuco, ingresó en el Liceo de la
ciudad en 1910, y cuando aún no había salido de esta institución, el 18 de julio
de 1917, pudo leer emocionadamente en un periódico local, La Mañana, el primero
de sus artículos publicados, que tituló "Entusiasmo y perseverancia".
Para entonces había tenido la suerte de conocer a una imponente señora,
"alta, con vestidos muy largos", que no era otra sino la célebre
poetisa Gabriela Mistral, quien le había regalado algunos libros de Tolstoi,
Dostoievski y Chéjov, decisivos en su primera formación literaria.
No obstante, su padre se oponía abiertamente a
que siguiera esta vocación, de modo que cuando el 28 de noviembre de 1920
obtuvo el premio de la Fiesta de Primavera de Temuco, el joven poeta ya firmaba
sus poemas con seudónimo, un ardid para desorientar a su progenitor. El nombre
elegido, Neruda, lo había encontrado por azar en una revista y era de origen
checo; no sabía que se lo estaba usurpando a un colega, un lejano escritor que
compuso hermosas baladas y que posee un monumento erigido en el barrio de Mala
Strana de Praga.
Cuando concluye sus estudios en el Liceo pasa a
Santiago para seguir la carrera de profesor de francés en el Instituto
Pedagógico, pero continúa preparando libros de versos. Al poco tiempo se
vincula a la revista Juventud de la Federación de Estudiantes, donde toma
contacto con el movimiento anarquista y, en particular, con uno de los líderes
del grupo, formidable y valeroso, llamado Juan Gandulfo. En 1922, habiendo
trabado una buena amistad, que se revelaría fecunda y duradera, con el director
de la revista Claridad, se incorpora a su redacción, y así comienza a escribir
como un poseso hasta cinco poemas diarios. Al año siguiente edita a sus
expensas su primer libro de poemas, Crepusculario.
Para poder pagarse esta publicación, Pablo
Neruda, por entonces un joven ávido de lecturas y de vida, extravagante y delgado,
vestido a lo poeta bohemio del siglo XIX con un traje negro, debe vender sus
muebles, empeñar el reloj que le ha regalado su padre y recibir la ayuda in extremis de un crítico generoso. Este
último, un tal Allone, se prestó a saldar la deuda cuando el editor se negó a
entregar un solo ejemplar antes de que estuviera satisfecha completamente la
factura.
Crepusculario fue en realidad una miscelánea de otros proyectos, una reordenación precipitada de poemas que inmediatamente dejaron insatisfecho al autor. A partir de entonces Neruda se entregó, con más ahínco si cabe, a la confección de otro libro, éste sí, orgánico y mucho más personal, que terminaría publicándose en 1924 con el títuloVeinte poemas de amor y una canción desesperada.
Diplomático por Asia
A partir de esta época la politización de la
poesía de Neruda será progresivamente mayor y, paralelamente, su vida se verá
enfrentada a adversas circunstancias económicas. De momento, al abandonar sus
estudios, su padre le retira toda ayuda material, por lo que abraza la
esperanza de conseguir algún cargo diplomático. Sin embargo, todo lo que
obtiene en 1927 es un oscuro y remoto destino consular en Rangún, Birmania.
Allí, en aquellas tierras fantásticas,
"entre hombres que adoran la cobra y la vaca", conoció Pablo Neruda a
la tan bella como peligrosa Josie Bliss, una nativa que sin embargo vestía a la
manera inglesa. Tras visitar en su compañía los más exóticos rincones de
aquellas tierras, se trasladó a vivir a casa de ella, pero pronto la muchacha
trocó su dulzura en celos, y la vida de la pareja se hizo intolerable.
"Sentía ternura hacia sus pies desnudos", escribió el escritor, pero
también contó cómo Josie le escondía las cartas y cómo, en una ocasión, se despertó
sobresaltado y la encontró vestida de blanco, al otro lado del mosquitero,
tenebrosa, blandiendo un cuchillo mortífero y sin determinarse a asestar el
golpe fatal: "Cuando te mueras se acabarán mis temores", balbuceó con
amargura la mujer enferma.
Asustado, Pablo Neruda no tardó en huir de
aquella situación que cada vez se volvía más amenazante, y cuando recibió un
telegrama en el que se le comunicaba su traslado a Ceilán, preparó el viaje en
el más absoluto secreto y se marchó sin despedirse, abandonando en el desolado
hogar de Josie sus ropas y sus libros.
Ejerció durante un año de cónsul en Colombo
(Ceilán, actual Sri Lanka) y en 1929 fue trasladado a Singapur. Su inquietud
por las culturas indostaníes y la política lo llevó a asistir al Congreso
Panhindú, celebrado en Calcuta en 1929. En 1930, Pablo Neruda se casó con María
Antonieta Hagenaar, una joven holandesa con la que regresó a Chile dos años
después y que le dio una hija, Malva Marina, el 4 de octubre de 1934. Ese mismo
año, y tras haber conocido a Federico García Lorca en Buenos Aires, se trasladó
a España para hacerse cargo del consulado chileno en Barcelona. En España
desarrolló una intensa actividad cultural y conoció a poetas de la generación
del 27 como Miguel Hernández, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre o Manuel
Altolaguirre.
Neruda en España
Su integración en aquel Madrid pletórico de
pasiones políticas se acrecentó al año siguiente, pues en febrero de 1935 se
hizo cargo del consulado de Chile en la capital española. En Madrid apareció
aquel año la revista literaria Caballo Verde para la Poesía, dirigida por el
poeta. También allí dio a la imprenta una de sus obras más célebres, Residencia en la Tierra, y conoció a su
segunda esposa, Delia del Carril.
La trayectoria española de Neruda tomó tintes
dramáticos cuando el 18 de julio de 1936 dio comienzo la terrible guerra civil
que enfrentó a "las dos Españas". Uno de los primeros hechos
sangrientos de aquella lucha fue el fusilamiento de Federico García Lorca.
Abandonó la península Ibérica en pleno conflicto bélico y se dirigió a París,
desde donde participó activamente en actos de solidaridad con la República y el
pueblo español. Tras su regreso a Chile, en 1937, prosiguió su actividad
combativa con la publicación de España en el corazón.
En 1938, Ediciones Ercilla dio a la luz una
recopilación de sus obras. Aquel año falleció su padre en Temuco y poco
después, su madrastra. En octubre triunfó en las elecciones generales chilenas
el Frente Popular. Mientras, en Cataluña, se editaba España en el corazón.
La Guerra Civil española concluyó en 1939 con la
derrota de los republicanos. Neruda solicitó, y obtuvo, el nombramiento de
cónsul para la inmigración española. Con la idea de ayudar en lo posible a los
derrotados, viajó a París y desde allí organizó una expedición de españoles a
bordo del vapor Winnipeg que llegó a Valparaíso a finales de año. El poeta
regresó de nuevo a Chile en 1940, cuando ya había comenzado la Segunda Guerra
Mundial, pero permaneció poco tiempo en su país, pues en agosto se incorporó a
un nuevo destino diplomático, el consulado general de Chile en México. Desde
allí viajó a Cuba. En 1942 publicó América, no invoco tu nombre
en vano, que después fue incorporado al Canto general; ese año sufrió la pérdida de su
hija, Malva Marina, que falleció en Europa.
Política, exilio y reconocimiento
A partir de 1946, su actividad política se
desarrollaría en su propia patria, donde fue elegido senador de la República
por las provincias de Tarapacá y Antofagasta. Ese mismo año obtuvo también en
Chile el Premio Nacional de Literatura, pero no tardarían en complicársele las
cosas cuando hizo pública su enérgica protesta por la persecución desencadenada
contra los sindicatos por el presidente González Videla. La lectura ante el
Senado de su alegato Yo acuso motivó que se ordenara su detención y sólo gracias al refugio que le
ofrecieron sus allegados logró Neruda evitarla y salir del país el 24 de
febrero de 1949.
Durante el tiempo en que estuvo oculto preparó
otra de sus obras mayores, Canto general, que, aparte de distribuirse clandestinamente en Chile, se editará en
México en 1950 con ilustraciones de los grandes muralistas Siqueiros y Diego
Rivera, poco antes de que se le conceda, junto a Picasso y al poeta turco Nazim
Hikmet, el Premio Internacional de la Paz. Comienza entonces un doloroso
destierro, cuya tristeza apenas puede ser enjugada por los numerosos homenajes,
calurosas recepciones e importantes galardones con que se reconocen sus méritos
como poeta y como hombre íntegro. En 1951 inició un viaje por Italia, país en
el que fijó su residencia al año siguiente. En Capri escribió Las uvas y el viento. Después de un viaje por
Europa, al ser revocada su orden de detención en Chile, pudo regresar a su casa
en agosto del 1952. Su retorno fue motivo de múltiples homenajes públicos. En
este periodo difícil del destierro había venido en su auxilio una mujer, la que
sería su compañera hasta su muerte: Matilde Urrutia.
Los años siguientes fueron de permanencia en Chile. Organizó en Santiago el Congreso Continental de Cultura, al que acudieron notables personalidades como Diego Rivera, Jorge Amado y Nicolás Guillén. Dictó conferencias en la Universidad de Chile, institución a la que hizo donación de su biblioteca personal. Esta relación con la Universidad dio origen a la creación de la Fundación Neruda para el Desarrollo de la Poesía. En su vida privada fueron tiempos agitados, pues se separó en 1956 de Delia del Carril para unirse sentimentalmente con Matilde Urrutia, que fue a vivir a su nueva casa, La Chascona. Sus obras seguían apareciendo a buen ritmo, con publicaciones intermitentes, en Buenos Aires por Losada y en Santiago por Nascimento: Viajes, Nuevas odas elementales y Oda a la tipografía, entre otras. En 1957 Losada publicó susObras completas en papel biblia y, en los años sucesivos,Cien sonetos de amor, Tercer libro de las odas yNavegaciones y regresos. En 1958 aparece editada otra de sus obras más notables, una de las preferidas del poeta,Estravagario. "Por su irreverencia (escribió Neruda) es mi libro más íntimo".
El incansable viajero sintió de nuevo la
llamada de Europa y en 1965 se trasladó a ese continente, donde recibió nuevos
honores. La Universidad de Oxford le nombró doctor honoris causa en Filosofía y Letras. En
Hungría se entrevistó con Miguel Ángel Asturias. En 1966 viajó a Estados Unidos
invitado a la reunión del Pen Club. Realizó ese año una interesante incursión
en el arte dramático con su obra Fulgor y muerte de Joaquín
Murieta, que fue estrenada en Santiago en 1967 por el
Instituto de Teatro de la Universidad de Chile.La vinculación de Neruda con la política tuvo su punto culminante en el año 1970, cuando el Partido Comunista lo designó candidato a la presidencia de Chile, pero el poeta no dudó en renunciar para dar todo su apoyo a Salvador Allende, a quien secundó decididamente en su campaña electoral. Llegado al poder el gobierno de Unidad Popular en 1970, recibió el nombramiento de embajador en París.
En1971, Pablo Neruda se convirtió en el tercer escritor latinoamericano y en el segundo chileno que obtenía el Premio Nobel de Literatura, pero su encumbramiento literario no le impidió continuar activamente en la defensa de los intereses chilenos. En Nueva York, aprovechando la reunión del Pen Club, denunció el bloqueo estadounidense contra Chile. Tras renunciar a su cargo de embajador en Francia, regresó a Santiago, donde fue pública y multitudinariamente homenajeado en el Estadio Nacional.
En la cúspide de la fama y del reconocimiento también lo esperaban horas amargas. En 1973, el 11 de septiembre, fue sorprendido por el golpe militar contra el presidente Salvador Allende. Profundamente afectado por la nueva situación, no pudo resistir la tragedia y el 23 de septiembre murió en Santiago. El mundo no tardó en enterarse, entre la indignación, el estupor y la impotencia, de que sus casas de Valparaíso y de Santiago habían sido brutalmente saqueadas y destruidas. Sus funerales se desarrollaron en medio de una gran tensión política. Tras su muerte vieron la luz los poemarios que había escrito antes de morir: Jardín de invierno, 2000, El corazón amarillo, Libro de las preguntas, Elegía y Defectos escogidos, todas ellos editadas por Losada en Buenos Aires en 1974. En Barcelona apareció su última obra, la autobiografía Confieso que he vivido.
Uno de los poemas mas conocidos es este por el gran sentimiento que conlleva: